jueves, 19 de noviembre de 2009

Profesores reflexivos

No resulta difícil imaginar las condiciones en que se desempeñan los docentes del sector municipalizado del país, más aún aquellos que trabajan en los sectores más deprivados, los testimonios son elocuentes y evidencian el debilitamiento de sus funciones, sino su descrédito.

El ensanchamiento de la cobertura y luego la extensión de la jornada escolar, los sitúa como protagonistas centrales de un proceso institucional denso emparentado con la vida de la República.

Están en los lugares más remotos y diversos por su geografía, y acompañan al alumnado parte significativa de sus vidas. Es este el escenario de sus rutinas, de la construcción de biografías entrecruzadas por los ideales, las normas y las exigencias de una permanente contingencia. Es este el mundo apartado de la cotidianidad de su oficio, aquel de una lenta transmisión de aprendizajes, las más de las veces ajena, divorciada de los entornos en que se ubican los alumnos.

La reciente irrupción colectiva de los profesores impulsado por la demanda de una "deuda histórica", es también el decantamiento del desgaste del sector y una apuesta a obtener una recompensa reparatoria.

Las dudas sobre la legitimidad jurídica de la demanda, y lo inapropiado de sus acciones, no eximen sin embargo considerar el sentido más profundo de lo que está juego. Necesariamente es imperioso transitar hacia la dignificación del sector, donde por cierto, mejores remuneraciones, supongan también un mejor desempeño.

Admitamos que el movimiento ha venido a agudizar la fractura entre quienes piensan y modelan la educación y quienes ejecutan el trabajo a nivel del aula en el contexto escolar. Lo acontecido requiere de un tránsito a la renovación de las confianzas, en que la racionalidad de las políticas y de los modelos de gestión se conjugue con el mundo de los profesores. El cambio no consiste en el alza de algunos indicadores de rendimiento del sistema establecidos desde afuera, su consolidación es más la contribución profesional que puedan realizar los profesores en desarrollo de sus prácticas, como verdaderos protagonistas del quehacer educativo.

Mas allá de los eufemismos, lo que cuenta de verdad es la construcción del saber pedagógico y su relevancia en la tarea de formar competencias en un mundo con nuevos desafíos. Vuelve a tener validez entonces las propuestas sobre "profesores reflexivos", agentes intermediarios del curriculum como puente significativos al mundo de los alumnos, (donde también se ha instalado otra fractura).

Pasa por aquí el cambio, en la medida que la gestión se vuelve un estímulo para repensar y reorganizar el trabajo con el concurso efectivo de los profesores, desde la validez de su experiencia. Es este un llamado que incluye a los docentes a "mirar la escuela por dentro", desde donde subyace un activo proceso de valorización de la realidad como recurso educativo. Si a esto sumamos una adecuada política de incentivo y mejoramiento de la condición docente, tendremos profesores no escindidos de sus funciones y contribuyentes comprometidos con la calidad de la educación; es esto lo que esperamos.

Hernán Medina R.
Sociólogo.

1 comentario:

Gonzalo Araya dijo...

Hernán, muy buen post que apunta a los reales problemas que enfrentamos como sociedad para con los docentes. Realmente interesante la propuesta de profesores reflexivos.

Saludos cordiales